Algo peculiar está sucediendo a gran distancia bajo nuestros pies. La rotación del núcleo interno de la Tierra no está alineada con la rotación del manto, creando una oscilación que afecta el movimiento de los polos e incluso la duración de los días que experimenta nuestro planeta.
Las variaciones son pequeñas (por lo que no tienen la culpa de lo rápido que pasa el fin de semana), pero crean efectos mensurables. Efectos que serían difíciles de explicar sin cierta desalineación y movimiento del núcleo interno.
El núcleo interno es el centro mismo de nuestro planeta, una bola compuesta principalmente de hierro y níquel de 2.440 kilómetros (1.520 millas) de diámetro. A su alrededor se encuentra el núcleo exterior hecho de metal líquido fundido, de 2.260 kilómetros (1.400 millas) de espesor. El núcleo externo es la principal fuente del campo magnético del planeta y se encuentra debajo del grueso manto. El nuevo trabajo sugiere que el eje de rotación del núcleo interno está 0,17 grados desviado en comparación con la rotación del manto.
El equipo afirma que el valor es mucho menor que el supuesto anterior de 10 grados utilizado en algunos modelos geodinámicos. Curiosamente, la inclinación actualmente apunta hacia el oeste, lo que sugiere que el hemisferio noroeste del núcleo interno podría ser ligeramente más denso que el resto. La inclinación entre el manto y el núcleo es estática; no cambia con el tiempo.
El movimiento polar y las fluctuaciones de la duración del día fueron los datos clave que llevaron a los investigadores a la caza del extraño comportamiento entre el núcleo y el manto. Un día tiene aproximadamente 24 horas, pero existen pequeñas variaciones aquí y allá dependiendo de una variedad de factores. La atmósfera, las mareas, el movimiento de los continentes y el derretimiento de los glaciares son algunos de los efectos que pueden generar variaciones.
Desde finales de los años 1980, los investigadores han sospechado que un acoplamiento entre el núcleo interno y el manto podría ser responsable de una variación periódica del orden de 10 años. Este estudio sitúa la oscilación en 8,5 años, más o menos 75 días. Fue el descubrimiento de una señal en el movimiento polar en 2018, combinado con las fluctuaciones de la duración del día, lo que llevó a los investigadores a concluir que estaban siendo causadas por el mismo proceso, una pequeña desalineación.
La oscilación y la desalineación también implican que el núcleo externo y el núcleo interno no sólo difieren en estado, uno sólido y otro líquido; También hay una diferencia de densidad entre los dos.
El estudio se publica en Nature Communications.