¿Crees que la Tierra es sólo una roca estática? Sumérgete profundamente y encontrarás un mundo dinámico donde los metales se filtran, el agua se filtra y su interior se agita.
Dentro del vientre del planeta Tierra, una gigantesca bola sólida de metal está rodeada por una capa de hierro líquido y níquel, que constituyen las dos etapas más internas de las capas geológicas de la Tierra. Sin embargo, es posible que estos metales furiosamente calientes no siempre permanezcan en su lugar.
Un estudio, publicado en la revista Nature Geoscience en 2020, sugirió que los isótopos de hierro podrían migrar al manto rocoso, la siguiente capa geológica de la Tierra que comienza a unos 2.900 kilómetros (1.800 millas) debajo de la superficie de la Tierra.
Es extremadamente complicado obtener muestras del manto profundo de la Tierra simplemente debido a su extrema profundidad. Entonces, en cambio, los científicos llegaron a sus hallazgos llevando a cabo experimentos y modelos geodinámicos que mostraron cómo los líquidos de aleación de hierro reaccionan bajo temperaturas extremadamente altas de 2000 °C (3632 °F) y una presión intensa, muy similar a las condiciones del interior de la Tierra.
Los experimentos demostraron cómo los isótopos de hierro migran en función de los gradientes de temperatura, y los isótopos más pesados migran hacia regiones más frías. Dijeron que es probable que este efecto provoque que el material metálico del núcleo se infiltre en partes del manto más inferior.
«Si es cierto, los resultados sugieren que el hierro del núcleo se ha estado filtrando hacia el manto durante miles de millones de años», dijo Charles Lesher, autor principal del estudio de 2020 y profesor emérito de geología en UC Davis y profesor de petrología del sistema terrestre en la Universidad de Aarhus en Dinamarca, dijo en un comunicado.
Esta no es la única parte del interior de la Tierra que es sorprendentemente dinámica. Así como es probable que el material se mueva desde el núcleo hacia afuera, otros materiales se dirigen desde la superficie hacia las profundidades inferiores.
Otros científicos han sugerido que el agua de la superficie de la Tierra está siendo impulsada hacia el manto rocoso debido a los cambios de las placas tectónicas.
Un estudio de 2014 sugirió que la zona de transición del manto, alrededor de 410 a 660 kilómetros (255 a 410 millas) de profundidad, contiene una capa gruesa densa en ringwoodita. Este vibrante mineral azul contiene agua, pero no en forma líquida, gaseosa (como el vapor) o sólida (como el hielo). En cambio, incorpora agua en otra forma molecular dentro de su estructura cristalina.
Sin embargo, la ringwoodita indica la presencia de mucha agua allí abajo. Los investigadores estimaron que si sólo el 1 por ciento de la roca en la zona de transición del manto es H2Ah, eso equivaldría a casi tres veces la cantidad de agua de nuestros océanos. En otras palabras, la mayor parte del agua de la Tierra podría estar dentro de su manto, atrapada dentro de la estructura cristalina de la ringwoodita.
Todas estas ideas apuntan a una verdad mayor sobre nuestro planeta. Vista desde la superficie –o incluso desde el espacio– la Tierra puede parecer un monolito gigante e inmutable. Pero cuando das un paso atrás o miras más profundamente, te das cuenta de que esta vieja roca es en realidad una masa en constante cambio, en un estado de cambio constante.