
Más de una vez te habrá pasado que los cajones se te han quedado encajados y se te ha hecho imposible abrirlos. Este problema tan habitual se puede producir por varios motivos y no siempre se resuelve de la misma forma, aunque hay una cuestión que sí que debes tener para todos ellos: paciencia.
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Ocurre sobre todo con las mesas de mader. A medida que va pasando el tiempo, sus sistemas de apertura y cierre van dándose de sí y a veces incluso se terminan rompiendo, así que ese sea probablemente el motivo por el que también tu cajón no se habra con la misma soltura de antes.
Las cosas que metas dentro también tienen bastante que ver. Por norma general, las mesas cuentan con estos compartimentos para proporcionar un lugar adicional al almacenamiento. Sin embargo, si no tenemos cuidado a la hora seleccionar qué queremos guardar dentro y cómo queremos hacerlo, lo más seguro es que terminemos teniendo un problema a la hora de abrirlo en algún momento.
Los cajones cuentan con un espacio limitado, así que no te empeñes en llenarlos de cosas hasta apurar el máximo tus capacidades porque quizás después te encuentres con que algún textil se quede pillado dentro.
Lo primero que debes saber si quieres desatascar el cajón es que no debes forzarlo. Cuanta más violencia ejererzas contra él, mayores serán los daños, así que trátalos con la mayor suavidad posible para no tener que hacerte con una mesa nueva antes de tiempo.
Ten en cuenta que el hecho de que un mueble esté envejecido no significa que tengamos que desecharlo. De hecho, estos clásicos más viejos suelen darle un toque bastante atractivo a la estancia y son bastante populares. Bastará con que los pongas a punto a base de lija y barniz, además de corregir las imperfecciones más visibles, y ya tendrás mesita de noche nueva.
Eso sí, si el mueble tiene demasiados daños, no es necesario seguir luchando. Puedes aprovechar alguna de sus piezas para darle un toque distinto a cualquier otro mueble o guardarte la madera para algún apaño posterior.
Probablemente el problema esté en que los bordes del cajón se han astillado, así que una solución muy eficaz es pasar por los bordes algún producto que pueda darle suavidad. Es el caso, por ejemplo, de una pastilla de jabón de lagarto. Pásala por todas las caras y después extiéndelo con un paño.
Este método funcionará ya que el jabón funcionará como una especie de producto lubricante que vuelva a hacer que tus cajones o incluso tus puertas de armario se deslicen con facilidad. Asegúrate de crear una capa fina que recupra toda la zona por la que después el cajón va a deslizarse y, si quieres usar otro producto que cumpla la misma función, asegúrate de que no oxide el metal de los rieles. Es un truco similar al de sacar los anillos del dedo con aceite.