
Las cortinas tienen un peso fundamental en la decoración de tu estancia. Aunque parezca que su disposición no puede afectar de ninguna forma, lo cierto es que puede marcar un antes y un después en varios aspectos.
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Con la llegada del invierno, las cortinas cobran aún más importancia en la casa. Su colocación será esencial para retener las corrientes de frío y actuar como un aislante térmico que, al igual que las alfombras, puede aumentar notablemente la confortabilidad en casa. No serán las mismas, sin embargo, nuestras necesidades durante las estaciones frías que en las más calurosas. Por eso, es el momento de desempolvar tus cortinas gruesas o hacerte con unas de un color vistoso.
El tema de la tonalidad también es fundamental, ya que los colores más vivos ayudarán a pasar el calor dentro de la casa, mientras que los oscuros lo absorberán. Asegúrate de darle toda la vida posible a tu hogar para aprovechar esas horas de luz y sube las persianas todo lo posible cuando los rayos brillen con más intensidad para calentar la casa de forma natural.
Por otro lado, hay que tener en cuenta su longitud. Es posible que, una vez las hayas colocado, te encuentres con el problema de que sobran unos cuantos centímetros que ahora no hacen más que barrer el suelo. La solución puede pasar por echar mano de las tijeras o buscar alguna cinta adhesiva que simplemente genere un dobladillo sin arriesgarnos a cortar de más.
Papel higiénico
La colocación también tiene truco. Hazte con unas cortinas que sean de la medida de tu ventana. El tamaño puede ser determinante a la hora de lucir correctamente estos textiles; no será lo mismo contar con unas cortinas amontonadas y arrugadas que unas bien estiradas.
Cuando buscamos unas cortinas, lo que queremos es que luzcan bien y aporten belleza a nuestro salón. Normalmente el diseño de estos textiles no es completamente liso, sino que cuenta con algunas arrugas pensadas adrede para darle vida a la tela.
No obstante, si no están bien planchadas, lo normal es que estos detalles no cumplan su función y terminen generando el efecto contrario. La solución la tienes mucho más cerca de lo que piensas. En primer lugar, saca las cortinas y extiéndelas sobre alguna superficie lisa y después hazte también con la barra para trabajar con ella cómodamente.
Antes de volver a colocarlas, vete al baño y coge unos cuantos rollos de papel acabado para hacer colocarlos entre cada pliegue del tejido. La forma en la que debes hacerlo es muy fácil: mete el primer aro de la cortina, coloca un rollo, y vuelve a colocar el siguiente aro. De esta manera y con unos ocho rollos -según la longitud y el modelo de las tuyas- conseguirás que al volver a colgar la barra queden estos bultos que generarán el mismo efecto a lo largo del tejido.