Dormir bien es un factor clave para nuestro bienestar. No sólo nos proporciona descanso para recuperar la energía, sino que también nos ayuda a evitar los cambios de humor, mantiene nuestro metabolismo en perfecto funcionamiento y nos permite concentrarnos y realizar todas nuestras actividades de forma óptima. En invierno, es cierto que no dormimos bien cuando hace frío, por suerte existen las calefacciones. No todo el mundo lo sabe, pero existe una temperatura óptima para garantizar un sueño regenerador en el dormitorio. La preferencia entre un ambiente fresco o cálido puede variar, pero hay reglas básicas que afectan no sólo al confort en casa, sino también a nuestra salud.
No basta con dormir ocho horas cada noche, para sentirse realmente bien también hay que tener en cuenta la calidad del sueño. Evidentemente, hay que crear un entorno cómodo y relajante para favorecer un sueño reparador. En el sueño influyen varios factores, entre ellos la termorregulación, es decir, el control de la temperatura corporal. El objetivo de la termorregulación es preservar la temperatura del cerebro y los órganos internos de las variaciones climáticas externas.
La solución de los dos euros en el radiador: se acabó el pasar frío y preocuparte por la factura
Nuestra temperatura corporal interna, que se mantiene en torno a los 37°C, experimenta ligeras variaciones cada día según un ciclo circadiano. Estas variaciones también se producen mientras dormimos y tienen una importancia fundamental para nuestro descanso. Para permitir a nuestro organismo un sueño pleno y regenerador, la temperatura debe situarse entre 18°C y 22°C.
Si se fijan temperaturas más bajas o más altas, pueden producirse varios problemas. Puede tener dificultades para conciliar el sueño, sufrir episodios de despertares nocturnos, dormir mal debido a una alteración de las fases del sueño, incluida la fase REM.
Una rama de romero encima del radiador: la clave para calentar la casa los días fríos
Un ambiente con una temperatura superior a 32°C o inferior a 15°C dificulta la activación de los mecanismos de inducción del sueño, incluso en personas acostumbradas a dormir en condiciones climáticas extremas. La temperatura de nuestro entorno, por tanto, también influye en la salud general de nuestro organismo, algo que debemos tener en cuenta para mejorar nuestra vida.