A tus mesas se les nota el paso de los años con solo mirarlas. Generalmente, el bonito barniz que las cubría durante los primeros meses termina dejando paso a las marcas, arañazos y quemaduras que terminan dañando la madera descubierta.
Se acabó el frotar: el cepillo que deja la mampara de la ducha como nueva
Nuestros muebles no son de acero -no lo serán, al menos, por norma general-, sino de materiales mucho más delicados en los que cualquier descuido termina quedando grabado. Un clásico: apoyas el café sin un posavasos en la mesa y lo derramas tras un pequeño descuido. A pesar de que intentes eliminar las manchas rápidamente, lo cierto es que tu bebida terminará dejando huella, por mínima que sea.
Otra situación aún peor. Apoyas la taza sobre la mesa y te olvidas de recogerla hasta pasadas unas cuantas horas. Para tu sorpresa, cuando la levantas te das cuenta que estaba manchada y ha dejado todo un surco que además ya se ha secado, así que no hay pañuelos que puedan solucionar este estropicio.
No hace falta que recurramos a la bebida. Un mero descuido de fumador puede provocar que cualquiera de nuestros muebles termine quemándose de manera bastante vistosa. ¿Tienen solución estos pequeños despistes que dañan nuestras tapicerías de por vida? Lo cierto es que sí, y es más sencillo de lo que puedes llegar a pensar.
Haz que desaparezcan
No pierdas la fe si tu mesa sufre quemaduras desde hace meses o incluso años. Estas marcas pueden deberse a motivos de lo más cotidianos que es muy complicado evitar estos inconvenientes. En más de una ocasión te habrás encontrado con que se te ha olvidado llevar el salvamanteles a la mesa y debes apoyar la sartén o la olla antes de quemarte las manos. Las altas temperaturas que transporta el metal después del cocinado seguramente dejen un rastro rápidamente que marque un antes y un después en el estado de tu mesa.
No está todo perdido; aquí te dejamos el modo en el que puedes ponerle punto y final a los cercos causados por el menaje del hogar o incluso a las quemaduras generadas por la ceniza del cigarro. Para llevarlo a cabo, tan solo necesitarás echar mano de una toalla que tengas por casa de pequeño tamaño, ya que solo la usaremos para ponerla encima de la mancha. Humedécela y colócala encima. Después, acerca la plancha y pósala durante unos segundos.
Lo ideal es que para mejorar el resultado de este truco uses una toalla blanca de algodón y lo repitas varias veces. Una vez hayas conseguido eliminar la mancha, asegúrate de secar la zona. Ten en cuenta que la humedad también daña la madera, así que deshazte de ella por completo.
Ojo, porque este truco es eficaz sobre todo con las manchas de color blanco que deja el exceso de calor concentrado en la superficie donde se ha colocado el elemento sometido a altas temperaturas.