Qué complicada es la ropa de cama una vez la sacamos de sus fundas originales. Pese a que en el empaquetamiento queden perfectamente ordenadas, una vez las deshacemos y usamos por primera vez pierden esa magia por completo.
Calcetín en la persiana: adiós a la suciedad del exterior
Tras un primer lavado, devolverlas a su forma original suele ser bastante complicado. En estos largos y finos tejidos es muy complicado no encontrarse con una sábana totalmente arrugada al sacarla de la lavadora. Por otro lado, encontrar un lugar en el tendedero para secarlas será prácticamente imposible sin tener que echar las telas por encima del resto de la ropa -a no ser que lo tengas totalmente vacío-.
Eso sí, siempre existen ciertos trucos que contribuirán a obtener el mejor resultado posible para que las prendas salgan bien estiradas. Lo único que debes hacer es ponerle especial atención a cómo tiendes la ropa: sacude bien la sábana y estírala todo lo posible, haciendo coincidir las pinzas con las costuras para que no quede marca alguna.
Después de todo secado, vendrá el encontrarle un lugar en el armario. Lo más conveniente es que tengas un cajón específico para almacenar la ropa de cama, de tal forma que sepas donde encontrarlas fácilmente y aporte una mayor sensación de orde a tus espacios de almacenaje. No obstante, debes tener en cuenta que ocuparán bastante más que otro tipo de textiles, así que no escatimes en el tamaño.
A la hora de guardar cada juego de sábanas, será mucho mejor si las colocas todas juntas, de tal manera que las encuentres al instante. Además, encontrar la manera correcta de guardarlas en conjunto podrá ayudarte a ahorrar más espacio, siempre y cuando lo hagas bien. Por eso, lo primero y fundamental es asegurarte de doblar bien cada capa: junta las esquinas con las esquinas opuestas y dóblala varias veces asegurándote de alisarla todo lo posible cada vez.
Llega el paso más importante: encontrar el modo de hacer un paquete con todas ellas para que saques todo el juego de una sola vez a la hora de usarlo. Aunque te resulte difícil de creer, esto podrás hacerlo creando capas que serán envueltas por la funda de la almohada. Aquí te explicamos cómo debes hacerlo: coloca en uno de los extremos de la funda la sábana y la bajera previamente dobladas de manera individual. Después, tan solo tendrás que hacer una especie de rollito que, una vez haya dado la vuelta a toda la ropa de cama que envuelve, puedas doblar un pequeño tramo para crear un paquete de que no se salga la ropa.
De esta manera, conseguirás guardar las tres capas como si fuera una sola y sin que ocupe demasiado espacio. Recuerda que si quieres conocer más trucos caseros de limpieza y orden tienes disponible nuestra sección de Decoración, donde encontrarás consejos para todas las estancias del hogar y más.