Billeteras digitales: las soluciones digitales, impulsadas por las fintechs, siguen siendo el camino para incluir a una población en gran parte conectada a Internet, pero no bancarizada.
Los pagos digitales en Argentina y América Latina han sido bien recibidos en los últimos años, particularmente debido a la pandemia, bajo la tendencia de «desplazamiento del efectivo» que abrió la puerta al “open banking”. A su vez, la innovación en el crédito marcó una nueva era de inclusión financiera liderada por las billeteras digitales y los neobancos.
Estas circunstancias, sumadas al crecimiento exponencial de soluciones de billeteras digitales de origen local, propiciaron el desembarco de las principales soluciones de pago del mundo en Argentina y la región. Y eso, sin dudas, se volvió la vía de acceso para que más personas accedan a sistemas de pago, comercialización, créditos y consumo a través de canales digitales.
El impulso de las fintechs
Las soluciones digitales, impulsadas por las fintechs, siguen siendo el camino para incluir a una población en gran parte conectada a Internet, pero no bancarizada. La numerosa población joven de América Latina ha acelerado la adopción y el uso de tecnologías dispositivos, con el 71% de la población que posee un teléfono inteligente.
Al respecto, América Latina tuvo uno de los más altos crecimientos en la propiedad de teléfonos inteligentes en los últimos cinco años, a pesar de que la propiedad todavía está por debajo de los países desarrollados, mercados de Asia Pacífico (77%), Europa Occidental (80%) y América del Norte (87%).
El ecosistema fintech sigue mutando entre las nuevas tendencias de pago. Las grandes marcas haciéndose parte de la escena global y la revolución del contexto cripto, que en su conjunto siguen dando forma a esta nueva forma de ver y crear las finanzas.
Qué se necesita para ampliar la inclusión financiera
Aún hoy un alto porcentaje de la industria de financiación al consumo depende en gran medida del efectivo, generando un nivel relativamente alto de inseguridad financiera y exclusión en toda la región, lo que trae costos directos e indirectos al gobierno, empresas y sociedad.
Los problemas asociados con el alto uso de efectivo incluyen la evasión de impuestos y la reducción de los mecanismos de préstamo. Siete de cada diez transacciones en América Latina se realizan utilizando efectivo como método de pago, en comparación con cinco de cada diez en Europa Occidental y tres de cada diez en el Norte América.
La población joven de América Latina y la creciente adopción de tecnología la convierten en un mercado maduro para sistemas financieros disruptivos. Por eso, creo que la pregunta más importante que deben hacerse los gobiernos y las empresas es: cómo podemos empoderar a estos potenciales consumidores.
Sabemos que no es suficiente otorgar a las personas acceso a Internet móvil o teléfonos inteligentes. Para ampliar la inclusión financiera digital de la población se deben hacer esfuerzos para incentivar un ecosistema fintech, expandir la infraestructura de pago tanto desde el lado de la demanda como de la oferta, mejorar la educación financiera en edad temprana y crear incentivos para que las empresas innoven.